Este
mediodía cuando volvía "enmimismada" del trabajo camino a casa,
llevaba la radio de fondo como siempre. En un momento dado, ha empezado a sonar
una canción que he oído miles de veces y siempre he pensado "ya está...
esta gilipollas otra vez". Han sonado las primeras notas de la melodía
envolviendo con un halo especial el cubículo en el que me encontraba y, por
primera vez, me he parado a escuchar la voz de la cantante y me he sorprendido
diciéndome, a mí misma, para mis adentros más profundos: "coño, si
tiene buena voz".
Ella era Miley Cyrus con su "Wrecking Ball". Lo que me ha hecho darle vueltas al asunto: una chica con buena voz y que todas las generaciones que no hemos vivido (ni queremos) su era Hanna Montana, nos hemos perdido por sus gilipolleces. Aquellos que hoy vemos a una "gilipollas" en toda regla, que quiere quitarse de encima una etiqueta colgándose otra que la degrada, nos hemos dejado en el camino una buena voz durante mucho tiempo.
Ella era Miley Cyrus con su "Wrecking Ball". Lo que me ha hecho darle vueltas al asunto: una chica con buena voz y que todas las generaciones que no hemos vivido (ni queremos) su era Hanna Montana, nos hemos perdido por sus gilipolleces. Aquellos que hoy vemos a una "gilipollas" en toda regla, que quiere quitarse de encima una etiqueta colgándose otra que la degrada, nos hemos dejado en el camino una buena voz durante mucho tiempo.
Con
esto, ¿dónde quiero llegar? A que nos rodean un montón de
"gilipollas" por todas partes... en el trabajo, en la familia, en la
cola del supermercado, incluso los que alardeamos de ser selectivos con
nuestras amistades,... todos tenemos un gilipollas en nuestra vida y, no
logramos entender porqué, pero siempre hay alguien que lo quiere, a veces somos
nosotros mismos los que queremos a ese/a petardo/a que lo único que intenta es
dar la nota y que la gente se fije en él/ella. Y a veces, depende del cristal
por el que se mire, ese gilipollas podemos ser nosotros. En definitiva, que
depende de quien nos mire/juzgue/valore, todos llevamos dentro a una pobre niña
explotada por su padre cantante de country que algún día se rebelará contra el
mundo chingándose una bola de demolición y fumando porros en público mientras
hace vaivenes obscenos con la lengua fuera. Todos llevamos una Miley Cyrus
dentro. Yo no, pero muchos de vosotros sí y no lo veis, pero tarde o temprano
alguien que os quiere os lo dirá: "Hijo/a, cariño, tío/a, eres muy
gilipollas".
Por
tanto, demos una oportunidad a nuestros gilipollas, si los queremos o
aguantamos (depende de cómo lo queráis ver) por algo será. Si los quiere
alguien, aunque sea de lejos, por algo será. Un gilipollas nunca está solo...
por algo será. En ocasiones es porque se rodea de gilipollas también, pero en
otras tantas no... por algo será. Miley Cyrus, un día fue Hanna Montana, un
punto intermedio es posible, yo creo en la curación y la reinserción... Ahí lo
dejo, para que te lo pienses...
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