jueves, 30 de abril de 2015

Mi sangre no es pa ti... Ahora vas y lo cascas

El otro día ordenando papeles encontré el test que te hacen al nacer. Entonces me di cuenta de que es un momento chungo de cojones: acabas de salir, todo es nuevo y no hacen más que acribillarte a preguntas.

- ¿Color de ojos? "Marrones"

- ¿Color de pelo? "Castaño"

- ¿Madre? "Sufridora"
- ¿Padre? "Ausente"
- ¿Religión? "Católica"
- ¿Sistema de frenada? ABS
- ¿Condición sexual? "Homosexual"
- ¿Ideología política? "Póngame un poco de todo"

Pero este no era un test al uso... yo en la facultad acierto pregunta, pues toma +1... si fallo, -0.25. AQUÍ NO! En este un fallo te marca para toda la vida, es más, te etiqueta y estigmatiza como si no hubiera más mañana para tirarte piedras. Yo escogí mal, lo reconozco, con los nervios y las prisas por llegar a casa la cagué en algunas respuestas y encima se me olvidó pedir los faros de xénon, y ¿ahora qué hago? ¿a quién le reclamo? ¿dónde voy? El otro día en el juzgado pedí una hoja para reclamar "a quién tuviera competencia" y el guardia me echó a patadas... eso a un hetero no le pasa.

La verdad es que ahora ando compungida por la vida... lloro por las esquinas de vez en cuando que dicen que desahoga. Me he enterado de que es posible que en algunos países no pueda donar sangre. Intenté buscar en la noticia a ver si había algún grupo más incluido en el veto pero no decía nada. Nada, ni rastro. De verdad os lo digo que me sabe fatal... por que me pongo en el lugar de aquellos que necesitan una transfusión de sangre y ya veo el panorama: "Traigan sangre para este paciente, terrorista, político corrupto, asesino o violador en serie, de legislador sin cerebro... de lo que quiera, menos de homosexual. Rápido, que se nos va!"

No sé... creo que si alguna vez tuviera un hijo y corriera peligro su vida y necesitara sangre de alguien, me daría igual que fuera la de un fascista reprimido anclado a épocas remotas en la que la vestimenta de moda era una piel que cubría el cuerpo y un hueso en la cabeza. Pero bueno ¡oye! que supongo que es la única manera que tenía la Unión Europea de conmemorar que hace 70 años que murió Hitler. Así que os felicito, el homenaje os ha quedado de putísima madre, sois unos cracks campeones!

domingo, 26 de abril de 2015

¿Quién piensa por ti?

Este Sant Jordi ha llegado a mis manos un interesante título. He de reconocer que mi relación con la literatura universal, a excepción de algunos clásicos griegos y romanos y alguna que otra casualidad pasajera, se remonta a tiempos de instituto en que el concepto "lectura obligatoria" te hacía aborrecer grandes nombres y obras. Aún y estar bien informada de las novedades editoriales y de ser capaz de ponerle  apellido  a la mayoría de obras conocidas desde tiempos remotos, no he sido gran consumidora de autores consagrados.

Pero, siempre hay días especiales en tu vida que te hacen cambiar tu visión sobre las cosas que ya tenías interiorizadas. Ha caído en mis manos un título que, como mínimo, experimentará en mí un proceso de resocialización cultural. "Número Cero" de Umberto Eco nos acerca al mundo de la manipulación informativa, realidad que padecemos en el presente. Un gran manual que trata sobre la psicología y el lenguaje que hay que usar para captar la atención del público, los temas más escabrosos que permiten recaudar más dinero y las formas más sutiles de manejar al espectador/lector/oyente al antojo de cada uno. Al mismo tiempo, escudriña en la capacidad de algunas personas para salir victoriosas a costa de las desgracias ajenas y nos deja sus mentes al desnudo para que podamos ver cómo funcionan. 

Según Roberto Saviano, "Umberto Eco ha escrito una novela que es el manual de comunicación de nuestro tiempo". Fácil y rápida de leer, evocando momentos históricos conocidos por todos y utilizando figuras como la CIA o Mussolini, nos muestra que los medios - influenciados/coaccionados por las "altas esferas"- son los encargados de decirnos cómo debemos pensar. Aún y entrar cada dos por tres en una bobina histórica, de la que no soy muy fan, deja entender que lo importante es el sentido final que de ella se desprende. Irónico, Eco nos deja multitud de frases para apuntar en nuestras "libretas negras" y nos inculca la idea de que para evitar ser engañados debemos instalarnos en la sospecha.  Una verdadera manipulación de la manipulación, dónde el autor acaba haciendo con nosotros lo mismo que critica en su obra.